Migraña - Tratamiento

El primer paso del tratamiento es la identificación de posibles factores desencadenantes, que han de ser evitados en lo posible. El estrés personal es el factor desencadenante más frecuente. Determinados alimentos, como el chocolate, derivados lácteos o alcohol, y algunos fármacos, como los anovulatorios, deberían ser evitados en lo posible. La mayoría de los factores desencadenantes (estrés, cambios atmosféricos, menstruación) no son evitables, por lo que en la práctica el tratamiento de la migraña es farmacológico. En los pacientes con menos de cuatro episodios al mes sólo está indicado el tratamiento de las crisis o sintomático. En niños y adultos con dolores leves-moderados pueden ser útiles los analgésicos tipo paracetamol o ácido acetilsalicílico. Para ataques más intensos debe emplearse antiinflamatorios no esteroideos de absorción rápida como naproxeno sódico a dosis de entre 500 y 1.500 mg, por vía oral o rectal si hay vómitos. Si no hay respuesta con estos fármacos clásicamente se ha indicado el tartrato de ergotamina, 2 mg al inicio de la crisis preferiblemente por vía rectal. La ergotamina tiene varios inconvenientes: sólo es útil al inicio del dolor, incrementa los vómitos, puede inducir vasoconstricción sistémica y provoca cefalea de rebote, sobre todo si se utiliza frecuentemente, por lo que nunca deben sobrepasarse los 4 mg/día, ni utilizar los derivados ergotamínicos más de 2 días a la semana. Los ergotamínicos sólo estarían indicados en aquellos pacientes con crisis prolongadas y poco frecuentes y que hayan presentado una buena respuesta reiterada a este grupo de fármacos. Algunos de estos inconvenientes han sido solventados con la aparición de un nuevo grupo de fármacos, los agonistas de los receptores 5-HT1B/D o “triptanes”. Estos fármacos tienen las ventajas de que son agonistas selectivos de los receptores implicados en el control del dolor y los vómitos en las crisis de migraña, por lo que la capacidad de inducir vasoconstricción periférica es menor que la de los ergóticos. Tienen un nivel de eficacia más elevado que los antiinflamatorios o los ergotamínicos, pueden ser utilizados por vía subcutánea, intranasal u oral, y son también eficaces en el acmé del dolor y frente las naúseas y los vómitos. Sus inconvenientes son la elevada tasa de recurrencias, que hacen necesaria una segunda dosis para el mismo dolor en un tercio de los enfermos, su elevado precio y su contraindicación en pacientes con patología cardiovascular. Pueden coadministrarse con antiinflamatorios y conjuntamente con los tratamientos preventivos.

0 comentarios: