Trasplante de organos

Un estudio realizado por la Escuela de Trabajo Social de Córdoba, Argentina, analiza la dura realidad de los enfermos en lista de espera, cómo viven en sociedad y el proceso de espera y recuperación estos pacientes.

El problema va más allá de lo que a menudo se ve en los medios de comunicación que son padres ó familiares angustiados, luchando hora tras hora para conseguir ese órgano que le de esperanzas de vida a sus seres queridos.

El enfermo y todo su entorno sufre de todo tipo de complicaciones y la pelea es mayor que la que sólo es visible a los espectadores. Además del daño y dolor afectivo por el que tienen que pasar, se suman conflictos laborales y vínculos sociales alterados.

TRABAJO:

Los familiares de los afectados y los afectados mismos, según el estudio, en general terminan abandonando sus trabajos en relación de dependencia para empezar los trámites de una jubilación anticipada por invalidez.
Esto lleva a una disminución del ingreso mensual y a la imposibilidad de reinsertarse laboralmente, aunque deben hacerlo ya que es la única forma de conservar la cobertura social.
Los pacientes que pueden seguir trabajando se ven afectados por “el estigma de la enfermedad”: hay ausentismo laboral y disminuye el rendimiento.

ALTERACIÓN DE LOS VÍNCULOS:

Se observó que la vida doméstica es notablemente modificada. A medida que la enfermedad avanza se alteran los lazos familiares y aparecen conflictos entre los distintos miembros de la familia ya que la presión por la patología se vuelve muy difícil de manejar.
Se alteran las relaciones con las amistades y aparece la discriminación, lo que aumenta las tensiones en la familia y la inestabilidad emocional.
También se vió que aparecen nuevos vínculos que con el pasar de los meses se vuelven muy importantes para el enfermo, como son las relaciones con el equipo médico que los atiende a diario, enfermeras, personal de diálisis, asistentes sociales, etc.

ANTES Y DESPUÉS:

Los pacientes encuestados dijeron con respecto a este cambio radical de situación social, familiar, espiritual; que antes de enfermarse la mayoría pensaba “no va a pasarme a mí”, luego de que enfermaron se comenzaron a sentir dependientes totalmente de la situación, tras lo cual su discurso cambió a “soy débil” “yo no puedo seguir”.

PAPEL DEL ESTADO:

Este país carece de políticas sociales que contemplen que una persona sin recursos, una vez trasplantada, vuelve al medio del que egresó.
Esto produce complicaciones en la recuperación del enfermo ya que necesita de mejor calidad de vida para poder superar la patología. Y por supuesto no la tiene.
“El sistema de trasplante de organos está armado para prolongar la vida de cualquiera que lo necesite; pero hay que preguntarse por las condiciones en las que vive este sujeto, porque su salud está fuertemente vinculada a ellas”.

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